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— >, CE» HPA 3 a 8 e I6 — ' 1 EL P. GONZALI No es estraño que en las seis vidas que se han escrito de nuestro Beato Diego de Cádiz, se haya hecho: escasa ó ninguna mención de aquel Direc- tor sapientísimo, porque los primeros historiadores de nuestro gran Misionero, (Alcover, P. Hardales y Luis Antonio de Sevilla) atendieron, como era su deber, á ensalzar á su héroe, escribiendo su vida propia y no la de otro alguno, y aunque conocieron y tuvieron delante las magníficas cartas del P. Gon- zález, se contentaron con mencionarlas, sin hacer uso de ellas, porque no convenía á su propósito. Los últimos historiadores de nuestro Beato Diego no conocían este precioso epistolario, que durante la vandálica exclaustración de los regulares, fué guardado como oro en paño por los PP. exclaus- trados de nuestra Provincia Bética, trasmitiéndose de unos á otros como riquísimo tesoro, hasta que afortunadamente vino otra vez á formar parte del archivo de esta Provincia Capuchina: Si nuestro Rvmo. P. Calasanz de Llevaneras, (hoy Cardenal de la S. KR. [.,) hubiera conocido es- tas cartas, cuando escribió la «Vida documentada del Beato Diego, hubiera hecho sin duda una vida completísima y sin igual: pero no habían llegado aún á nuestras manos, y bastante hizo él con adivi- nar (sin conocerlas) la parte interesantísima que el P. González, tuvo en la formación del Apóstol gaditano, y con hablar de él tan extensamente y o

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