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10 — honor de los capuchinos: andaluces, que mantenían muy viva por entonces la memoria del Beato Die- co, v en justa ofrenda de sratitud al inolvidable Padre Seratin que nos conservó, como fuego sa- grado oculto en los días de la cautividad, las car- tas del R. P. Fr. Francisco Javier González, y al- ounas otras interesantísimas, entre ellas las del sa- Sr. Cueto, canónigo que fué del Sacro-monte bio de Granada : y EA Con rigorosa exactitud apunta el P. Serafín c opiar «di- que casi milagrosamente se han; podido chas cartas, por ser muy difícil entenderlas; y €s- to se corrobora m lo queel mismo P. González nos dejó consignado en la del 26 de. hunio del año ! E ( 110 VES dice, 1H letra ES fatal y Pueda est recuerdo, y sobre todo, esta señal de las bondades que Los usa con nosotros, dispo- niendo la publicación de este libro, servir de estí- mulo á los doctos, para que empleen sus talentos en fomeñtar este género de producciones.Á- Sevi- lla interesa más aún; y en mi humilde sentir, al otorgar V. E. su permiso para editar es a ob a, y al enriquecerla consu recomendación, la: más alta que puede alcanzar entre nosotros, llamará con Aa y por odo muy enérgico á las puert tas del « ón de muchos de sus hijos, que de Rol GdiBE abran sin cada, suspirando porque inunde su morada la luz que ilumina la conciencia, conla fuerza que sostiene á los débiles. a piadosa Sevilla que tan amante fué de las sagradas Religiones, ¡cómo ha de olvidar que el Beato Diego le pertenece por adopción, y que el celebérrimo | ronzález, blasón de la humilde -'cundó esta tierra bendití- familia de