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a Oo «tidad del Director y del dirisido.—Fr. Serafín Ma- «ría de Castro, Capuchino.» Rúbrica y sello de la «Provincia Bética Un mundo de recuerdos evocaba esta adver- tencia; y como todos se ligan con la Orden Será. fica y con esta su Provincia, no puedo pasarlos en silencio. Conocí y traté, con esa veneración instintiva que produce en el alma de un niño el aspecto de la virtud coronada por la ancianidad, al inolvidable Padre Serafín, confesor y director á la sazón del gran Obispo gaditano D. Juan |. Arbolí (1), y aprovechaba la ocasión de verle cási de diario y de admirar aquella serenidad y aquella paz que envolvía como en nimbo de gloria su semblante. Brillaba en la hermosa pléyade de religiosos capu- chinos que habían permanecido en Cádiz después dela exclaustración del año 35, y aunque me re- fiero al espacio del 54 al 60. consérvaba todavía el lleno de sus facultades, desempeñaba el cargo de Vicario de las monjas concepcionistas descal- zas y ejercitábase con mucho celo y con aplauso de todos en el confesonario y el púlpito, donde descollaban por sus prendas otros hermanos de religión, como el elocuentísimo y popular Padre Félix, sucesor del Sr. Arbolí en la silla de ] ma patria; el P. Antonio de Grazalema, gran escri- turario; el P. Jerónimo de Alpandeire, orador muy patético; el P. Diego J. de Cádiz. teólogo profun- do, asiduo cual no otro en el ministerio y sobera- namente ingenioso; el P. edificaba siempre con sus sermones, y algún otro de menos nombradía: a mis- Fernando de Coín que pero valga esta reseña en (1) Tío carnal del Censor. N. del KE

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