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Pa A ha dictado el moderador supremo de uno y otro, rigen á todas las criaturas sea cual fuere el círculo y el momento y la ocasión en que hayan de mo- verse. Las diferencias y grados que se marcan por la eterna sabiduría, no hacen más que distribuir, en la medida proporcional que toca á cada una, los caudales que reconocen un mismo origen, co- mo aguas que derivan de un solo manantial. Per- las son las que se cuajan en el silencio de la con- cha en los mares; y veneros son de oro muy puro los que se ocultan en las entrañas de la tierra. El Señor lo ordena todo y lo endereza todo á su fin último, y cada uno recibe de El según su beneplá- cito, alíus sic, alíus vero sic. Mientras más se sube en esta progresión contínua, más horizonte se descu- bre, dice el Doctor Seráfico S. Buenaventura, y el Señor pedirá más al que de su liberalidad haya re- cibido mayor número de talentos. ¡Cuánto no con- vendrá hoy recordar esta doctrina, puesto que se empeñan las almas, ahora más que nunca, en des- viarse de Dios, en coronar sin Dios el edificio de la sabiduría, y hasta en trazar también sin Dios la pauta de la moral! Providencia muy singular ha sido la conserva- ción de tan precioso depósito. También me estaba en él reservada una sorpresa gratísima, en el mo- mento de abrir el libro y encontrar en la parte su- perior del primer blanco la siguiente nota. «Del «uso de Fr. Serafín María de Castro, Capuchino. «Este libro se debe tener después de mi muerte en «grande estima, pues es original. Las cartas que «se leen del R. P. Fr. Francisco Javier González en «su original son casi imposible el entenderlas, y «á fuerza de mucho trabajo, y casi milagrosamente «se hizo esta copia, en la que se manifiesta la san-