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— 109 NOTAS Sospecho que con esta iba otra carta para la virtuosa M. Zayas ú otra dirigida del Beato, á la cual parece aludir el P. Gonzalez al principio de su carta. Como el Beato Diego salió de Sevilla estropeado de tento trabajo y penitencia, los médicos le prescribieron descanso en la predicación; y ese tiempo de descanso es el que quiere el P. González que emplee su hijo espiritual en escribir las doctrinas que predicó al clero de Córdoba, interesándose como verdadero siervo de Dios por el deco- ro y perfección del estado sacerdotal. Lo de la religiosa encaramelada es soberanamente gra- cioso y discreto, y prueba que también los santos tienen sus ratos de buen humor y de chistes piadosos, sazona- dos con la sal de la prudencia. A esta carta contestó el Beato Diego con la siguiente.
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