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56 ni cavada, nacerán en ella zarzas, crecerán las espinas y mandaré á las nubes del cielo que no lluevan sobre ella.» ¡Terrible amenaza! ¿Estaremos comprendidos en ella? Después de tanta labor era de esperar que la viña del Dios de Jacob produjera sazonados frutos. ¿Qué ménos se le podía pedir? Y sin embargo no dió más que labruscas. ¡Quiera Dios que no se pueda decir otro tanto de algunos religiosos! ¡Quiera Dios que no haya entre tantas cepas escogidas ninguna que dé por fruto agraces ú obras mal sazonadas! Quiera el Cielo que no tengamos que llorar un día y decir de verdad lo que por humildad decía de sí el santo Fray Diego de Cádiz: De Cristo, Vid escogida, Indigno sarmiento soy, Que en vez de racimos doy 1 Espinas de mala vida..... Triste cosa sería que Dios nos diera las quejas que | dió á su pueblo y nos hiciera los cargos que á él le hizo. Temamos no se enoje Cristo con el sarmiento que no da fruto, y ponga por obra lo que El mismo dice en su Evangelio: «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos; todo aquel que no dé fruto, será cortado, se secará, le cogerán, lo echarán al fuego yen él ar- derá. ¡Ay! ¡Cuántas veces se hacumplido ya esta sen- tencia de Jesucristo! ¡Cuántos sarmientos y cuántas cepas he visto yo en mi corta vida arrancados del fér- til suelo de la Religión! Pero en Ín, nosotros por dicha nuestra permane- cemos aún en esta Viña del Señor, y á pesar de nues- tras miserias queremos dar fruto; y aún creo yo que tú, amada hermana, como vid frondosa enlazada al olmo, estarás cargada de-dulces racimos. ¿Qué más se te puede pedir? Pues, una cosa muy sencilla, que guar- des ese fruto con mucha vigilancia, para qué no ten- gas que llorar un día como la Esposa de los Cantares que decía: «Me pusieron de guardia en mi viña, y yo, a a o se. e pp. an .. | il A a pt E Y; PP RATA TEA AAA A O PP NS m0 PC ..

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