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15 quedado como viña vendimiada, como jardí donado y como ciudad saqueada. ¿Por dónde se lle ¿2 á tan triste estado? Ya te lo dije al principio, Sor Margarita, por el camino de eso no es nada y de poco me ¿mporta; porque esa poca importancia que damos á las cosas pequeñas, nos dis- pone para caer en. las gr: andes, facilitando la mala costumbre y haciéndonos perder el horror á lo grave. Esto es lo que hacía exclamar á San Juan Crisóstomo: Una cosa maravillosa me atreyo á decir, que 0s pa- recerá nueva y nunca oída; y es que algunas veces es menester poner más cuide rdo en evitar las faltas pe- queñas que las grandes, porque las grandes ellas en sí mismas traen consigo un horror y repugnancia que nos hacen aborrecerlas; pero las pequeñas, por lo mismo que lo son, nos hacen flojos y remisos en desecharlas; y como le s hacemos poco caso, de peque- ñas que son, se convierten en grandes por nuestra indolencia (1). No' seamós, pues, negligentes, no andemos por el ancho camino de eso no es nada, y así estaremos seguros, que es lo que desea tu afm. P. Fr. A. 1 Homil, 83 in Matth.
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