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E OOOO Vv] Quejas de Jesús á la religiosa ingrata. Induxi vos in terram Carmelí ut comederetis fructum ejus et optima illius, el ingressi conta- minasti terram meam., JER. 11, 7. | | STIMADA Margarita: Muy en gracia me ha cai- ¿$ do el miedo que te ha c :ausado la parábola de la 2 higuera evangélica que comentábamos en mi anterior; y me ha caido en gracia, porque nunca co- mo ahora he podido decir de ti que el miedo guarda la viña. Lo indican así claramente estas preguntitas que me haces: «Si tan malo es el árbol que no da fru- tos para su dueño ¿qué sería, sl produjera espinas que le punzaran? Si tan enojado se mostró el amo de la gue, porque no le daba higos, ¿qué hubiera he- cho de ella, si los diera venenosos? Si tanto siente Jesucristo no hallar fruto de virtud en un alma. reli- giosa, ¿qué sentirá, si la ve cargada de culpas y de frutos de iniquidad? pero es posible que haya quien ofenda á Dios en los claustros? ¿Es posible que en los jardines de la Religión se críen árboles llenos de ponzoña? Cabe en corazón humano tanta ingratitud? ¿Es posible que el hijo pródigo se vaya dos veces de AAN a A MI AAA
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