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13 A veces le canto con losserafines cantares amorosos, y á veces lloro con El las ineratitudes de los hombres. ¡Dulce Esposo mío! tan inocente y tan mal tratado! tan bondadoso y tan perseguido! tan justo y tan ca- lumniado! tan amable y tan aborrecido! ¿Por qué te trata así el mundo demente y malvado? ¡Yo quiero dasagraviarte! Aquí en mi celda, no tengo flores con que adornarte, ni joyas que ofrecer- te, ni aromas y perfumes con que brindarte; pero tengo un corazón para quererte, un corazón que sólo por tí late, y con sus latidos quiero desagraviarte y calmar tu justa indignación. Yo quiero desenojarte con mis amores y sacrificios: aquí me tienes, amor mío, aquí me tienes día y noche hecha tu esclava, ansiosa de reparar las ingra- titudes de mis hermanos los hombres; tú ves Mi corazón, tú penetras mis entrañas, tú lees en el fondo de mi alma, y sabes que digo verdad. Pues bien; si esta esposa que por tí vive prisionera de amor, tiene derecho á pedirte algo; sl puede pro- meterse algo de tu cariño infinito, te pide el perdón de los pecadores y su pronta conversión; te pide que llenes la tierra de esa luz y ese fuego en que arde tu corazón. ¡Piedad para el mundo malvado! perdón pa- ra los pecadores! piedad para los perseguidores de la Religión! Y si alguna vez has de castigarlos, manda á los ángeles de guarda delante del castigo, para que salven de él á los pobres é inocentes hijos de los que nos aborrecen y se llaman nuestros enemigos!...... Esta es mi celda, y estas son en ella mis ocupacio- nes: hablar con mi crucifijo y orar por el mundo que nos desprecia sin conocernos, y nos aborrece sin mo- tivo. A ES O E rta 2.

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