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33 Sí, ¡Dios mio, sil Yo doblaré los latidos de mi co- razón: yo acrecentaré su ternura, multiplicaré su vehemencia, aumentaré su fineza, y lo encerraré en tu tabernáculo para hacerte continua compañía con los ángeles del cielo. Dejadme paso libre, espíritus angélicos! abridme esa prisión, donde mora por mí el Amado de mi alma! Dejadme llegar hasta él, y tomar posesión de lo que es mío! Este lugar no os pertenece, porque es mi he- redad! La mansión de los ángeles esel cielo; idos allá! El Sagrario es el nido de las palomas amantes, dejad- lo para nosotras! No se quedó en la tierra por vos- otros, sino por mí! No se ocultó en el Sagrario para sus ángeles, sino para sus siervas. Dejadme, pues, lo que es mio: dejadme el lugar que me corresponde; que, Mientras él sea mi prisionero, su carcelero será mi amor. Y si os. queréis quedar aquí, quedáos enhorabuena; pero en segundo lugar, para adorarlo conmigo y conmigo amarlo por los ingratos que no le aman. ¡Ay,amor mio Sacramentado! á tí vengo, como sler- vo sediento á la fuente cristalina; déjame apagar en tí la sed de amor que me martiriza. A tí vengo como paloma amante; déjame que te adormezca con amoro- sos arrullos, Pues te amo tanto que de amor muero; mas ¡ay! yo quiero quererte más! Quiero posarme dentro del sagrario, y allí repo- sar tranquila, como avecilla que duerme con la ca- beza bajo el ala en el nido de sus amores.

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