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31 Podrá caber ya en este corazón algo que perte- nezca á la tierra? no; porque no habita en ella, no pertenece á ella. Pero á pesar de habitar allí contigo ¿qué es lo que este corazón desea? ¿Qué es lo que este corazón ansía? ¿Sabes tú, vida mía, lo que este corazón desea? Lo que desea con afán es perderse y transformarse; perderse en tí, como se perdería una gota de tinta en las inmensidades del Océano? ¿Y tú, vida de mi alma, no quiéres que me pierda y me transforme en tí? Sí, bien mío: tú lo quieres y yo lo deseo cada vez más. Empieza, pues, á de- rramar sobre mi alma tus misericordias, que yo te corresponderé amor .con amor, sacrificio con sacri- ficio, cruz con cruz. ¡Jesúsde mi alma, no tardes! que pueda yo decir muy pronto: « Mortua sum, et vita mea abscóndita est cum Christo in Deo.» ¿Temes acaso que vuelva á serte infiel? ¡Ah! no, nunca más! Te lo prometo, te lo juro, Amado mío. Antes, todo se podía esperar de aquel corazón que parecía un mar de ingratitudes para tí: sí, todo se podía esperar de él: pero aquel corazón que se hacía sordo á tus dulces llamamientos ha muerto..... Si! ha muerto! y resucitando después á nueva vida. y transformado por completo, no vive nada más que pas tí, no palpita nada más que para tí, no piensa rada más que en tí. ¿Y temes, gloria mía, que este corazón te abandone, cuando no puede vivir ya de otro modo? Mas ¡ay! que en estos momentos en que traslado al papel los sentimientos de mi alma, me asalta también una duda..... un recelo..... un temor..... que viene á atormentarme como un negro fantasma, como una densa nube que oculta el sol de mi felicidad: Tengo, vida mía, atravesado en mi corazón, como una flecha emponzoñada que me maltrata, que me entris- tece y que enturbia las que debieran ser serenas horas de mi vida. Tú ya sabes lo que es: mi iniqui- dad! ¡mis culpas!..... GA ns < A A A

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