BCCPAM000535-2-23000000000000
VII EL NIDO DE MIS AMORES Na de las cosas que me reveló el varón de Dios fué mi destino en esta vida; él me enseñó ¡oh Jesús mío! á ser tu paloma y á vivir con- tigo en el Sagrario. Antes de conocerlo andaba yo errante como la mariposa en el jardín, como la tór- tola en el bosque, sin nido y sin compañero; pero desde que me habló, ¡cuán otra soy! Te hallé á tí y tengo nido en tu Sagrario. ¿Y quién había de pensar que el Tabernáculo era el nido de mi corazón? ¿Quién había de pensar que aquel era el lugar de su reposo, el sitio de su des- canso? ¡Ay Jesús de mi alma! desde que allí habita, tiene la alegría de un jilguero que se mece Can- tando sobre el pimpollo de un arbol querido; pero dime, encanto mío, ¿quién había de pensar que la libertad de este corazón consistiría en estar: ence- rrado contigo en el Sagrario y unido á tí con amorosísima cadena y suavísimos grillos? Donde quiera que me encuentro se hace patente á mis ojos nuestra prisión, y como si su puerta fuese de transparente cristal te veo, y me veo; entonces doy un suspiro, y una sonrisa de felicidad aparece en mis labios, viendo á mi corazón con los ojos de mi alma, reposando tranquilo al pie de tu copón.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz