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29 alas y no tenía quien me llevase: necesitaba un angel que me guiara, un Padre que me llevara de la mano á los brazos de mi Esposo. Y vino ese angel ó ese Padre por tí enviado, y desde entonces he corrido haeia tí con la velocidad del rayo, desasida de todo, atropellándolo todo, sacrificándolo todo. Y desde entonces, ¡ay Jesús mío! desde entonces parece que mi alma ha sido levantada ú llevada á una región donde, fuera de tí, no existe nada, ni se desea nada, ni se teme nada, si no es perderte y desagradarte. Y mi voluntad y mi genio, como heridos por un rayo, han dejado de existir. Y mis potencias están en silencio, confusas, asombradas de ver que has obrado en mi misterios de amor. ¿Y mi corazón? Vivía sin tí como tórtola sin nido, y ahora... ya encontré el nido de mis amores: pero esto merece párrafo aparte. ed S ne”. AAA IAS E ATREA

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