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13 Ya que así lo quieres, yo venceré todos los obstácu- tres años, volaré á tus brazos, loca de amor y de los que se oponen á que á tí me consagre, y pasados ale2 ria, Y rodaron uno tras otros muchisimos meses por la pendiente resbaladiza del tiempo; y en esos meses, ¡cuántos raudales de lágrimas derramaron mis ojos! ¡cuántos arroyos de llanto surcaron mis mejillas, sin hallar mano amiga que las enjugara! los años vivi, sosteniendo interiormente y sufrien- do on silencio una de esas luchas horribles que matan al alma y destrozan el corazón, dejándolossin vida en la primavera de la juventud; y en todo ese tiempo no hubo sér que de mí se compadeciera. Yo estaba sola en medio de los mios; y nadie veía el martirio de mi alma; nadie veía las lágrimas que silenciosas se resbalaban por mis mejillas; nadie oía los sUsplros y gemidos que en el silencio de la noche brotaban de mi corazón, el cual se veía como frágil barquilla sin velas ni remos en medio de un mar tempestuoso en densa y lóbrega noche Lleó por fin el día de mi deseada libertad, y en él brotaron de mis labios aquellas palabras que tú habías tanto tiempo esperado. ¡Jesús mio! ¡Tuya, Ó la muerte! Si, ¡así había de ser! ¡yo tenía que ser tuya, á pesar de mis padres, á pesar del mundo entero, á pesar del infierno, yo tenía que ser tuya! Mas ¡ay! que para serlo tuve que exprimir mi corazón y sepultar en el olvido lo que tú y mi Padre sólo saben: y todo lo hice sin humano consuelo en tan doloroso Sacrificio; sin humana ayuda en tan amarga pena: ¡sola contigo siempre! ¡Ay! ¡bendita soledad! ¡ben- ditas penas! ¡bendito sacrificio, que tantos bienes me ha traido! Premio de tanto padecer fué la voz de mi amado que resonó en el fondo dde mi alma, diciéndole como á la afortunada esposa de los Cantares: « Pasó el in vier- no: cesó la lluvia; aparecen las primeras flores y.se

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