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INTRODUCCIÓN El aroma de cielo que se percibe en la lectura de este tratado, indica que sus páginas son flores miste- riosas; y como ellas nacieron entre las paredes de un Convento de Capuchinas, creo que con toda propie- dad puedo y debo llamarlas Flores del claustro. Yo las debo en parte á un alma de Dios, que ya no pertenece á este mundo; á una santa religiosa que poco antes de morir me entregó un precioso manus- crito, al frente del cual venían estas palabras, como sirviéndole de prólogo. PADRE MIO: «La obediencia, que hace milagros, es la única que »ha podido hacer brotar de mi tosca pluma, estas >páginas que encierran los mas íntimos episodios de >mi vida. Al escribirlas, no pocas yeces he manchado »el papel con el llanto de mis ojos, recordando mis »ingratitudes y los favores del cielo. Ahí las lleva > Vd., Padre mío, tal como'me las-ha inspirado el