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fe A A A ia 336 mira la imágen de Dios en ellos representada. No le agravies ni desprecies, ni le pongas mala cara, que Dios contigo ha de hacer lo que tú con ellos hagas. Trata á todos con agrado, con ninguno seas ingrata; la gratitud siempre ha sido de la Caridad hermana. Mas no olvides que en el trato has de ser prudente y cauta; guárdate de los del siglo, aunque temgan muchas canas. Familiaridad no tengas con persona alguna humana; no te pares con ninguna, empero con todas anda. Dirige á Dios cuanto hicieres, tus obras así realza, que esto le dará incremento al mérito y á la gracia. Jamás contra tu conciencia, ni en materia la más parva, trates de hacer cosa alguna que tenga visos de mala. Tampoco, mientras que tengas duda prudente y fundada, por ti sola la resuelvas, si hay tiempo de consultarla, Mas si el resolver precisa porque elasunto no aguarda, pide á Dios luz, y resuelve lo que al bien más se le adapta. Nunca de ti te confíes ni te creas iluminada; la que piensa eso de sí tiene la luz muy escasa. Toma entonces el recurso al Superior ó Prelada; con esto quedas segura y tu conciencia en bonanza. Enseñar á otros no quieras, antes bien ser enseñada; que en portarte de este modo das ejemplo y enseñanza, Si hablar quieres con acierto, oye á todos y tú calla, que siempre ha sido hablar poco el nivel de las palabras. Con este mucho callar lograrás la gran ventaja de vivir en ti escondida y en tu Dios siempre empleada. En los asuntos á que tu obligación no te llama, ni los quieras entender ni tomes en ellos cartas. Es una cosa mal vista, y que mil disgustos causa, introducirte en negocios ajenos de tu importancia. Excusa toda porfía, no alterques, que es mala maña; y toda contienda suele terminarse con desgracia, Nunca de alguno murmures, guarda á todos las espaldas; si tú guardas las ajenas, tendrás las tuyas guardadas. A ninguno mortifiques con obras, ni con palabras; trata á todos con respeto, que el amor así se capta. De lo que pasa en el mundo jamás quieras saber nada; deja á los muertos que allá con sus muertos selas hayan. Es impropio hablar del siglo, al queen el Claustro se halla; y el tratar de sus delicias á quien viste una mortaja. Toda singularidad por lo infinito que daña, has de detestarla siempre, y en todo tiempo excusarla. Nunca llames la atención con empresas señaladas; si te vences á ti misma haces la mayor hazaña, Sigue la Comunidad, no faltes á la observancia, y excusa la indiscreción de cosas extraordinarias.

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