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331 y limosnas, sino que secumpla la sentencia del Evan- gelio que dice: Ya está levantada el hacha sobre la raiz del árbol, y todo árbol que no dé fruto será cor- tado y echado al fuego. (Luc. 3, IX). Y acaso esta divina sentencia no se está cumplien- do ya en algunas partes? No hay ciudades de segundo y tercer orden en donde han desaparecido las religio- sas de clausura, muertas por consunción? Y en esos mismos sitios en queellas han perecido ó se están ex- tinguiendo, no florecen las Hijas de la caridad, las Her- manitas de los Pobres, las religiosas de la enseñanza, Adoratrices, Esclavas, Reparadoras, Terciarias Car- melitas y Franciscanas, Hermanas de la Cruz, 6 cual- quiera otro instituto moderno que juntando en vida mixta la oración con el trabajo, se sacrifican por Dios y por la sociedad? Y ésto nohabla muy alto á quien tenga orejas para oir, y ojos para ver lo que pasa á su alrededor. Y no me ha de hacer temer por la suerte de las monjas claustrales, á las que estimo tan- to como á las religiosas modernas? A y hijas de Santo Domingo y S. Francisco, de Santa Teresa y Santa Clara, hermanas mías carísimas, para quienes escribo ésto! Viva siempre en vosotras el espíritu de vues- tra santa Madre, que mientras él viva, tendreis se- guras las bendiciones del Cielo, que os dará vida próspera, feliz y duradera en el seno de la Iglesia. Con esto termino mi tarea y me despido de vos- otras, benditas religiosas. Si el interés que por yues- tra santificación me he tomado me hiciere acreedor á vuestras oraciones, no olvideis en ellas á este po- bre P. Fr. AMBROSIO.

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