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A PP a A A o PPP Pene; Po Co CREAR nad 320 ahuyentar las visitas tontas, para atajar parlerías y romper cartas impertinentes, para resucitar la pri- mitiva observancia, y restituir al convento su anti- gua austeridad, el lenguaje de espíritu, los ejercicios de mortificación, el retiro y el silencio, la frecuente oración y la práctica de las virtudes. Pero esta for- taleza que el Espíritu santo alaba en la Superiora perfecta no es fortaleza seca y desnuda, sino vestida y acompañada de gracia y decoro, de afabilidad y atractivo; porque la fortaleza sin suavidad, se con- vertiría fácilmente en rigor temerario, que exaspe- raría á las súbditas; y la suavidad sin fortaleza, se trocaría con facilidad en relajación. Por eso la que anda con esta librea de fortaleza y suavidad es la- que reirá en el día novísimo, la que se llenará «de gozo no sólo el día que salga de Prelada por haber hecho bien su oficio, sino el día de la muerte en que oirá aquella hermosa sentencia de Cristo: Alégrate, sierva fiel, y entra en el gozo de tu Señor. Os sum aperuit sapientic, et lex clementie in lin- gua ejus. Abrió su boca á la sabiduría y puso ley de clemencia en sus labios. Con estas palabras confirma el texto sagrado lo que acabamos de deeir; esto es, que la Prelada no ha de ser toda rigor y fortaleza, sino que ha de templar ese rigor con palabras afa- bles y con la ley de la clemencia, lo cual es otro de sus deberes principales. La Prelada que ande siempre cariacontecida, escupiendo sentencias 6 hecha' una leona por el convento, no tendrá muy contenta á su comunidad; pero la que es afable, la que abre sus labios á la sabiduría y cuando habla comienza á echar perlas por aquella boca, palabras cariñosas, encendidas en amor divino y en deseos del bien es- piritual de todas, esa sí que consigue cuanto quiere, porque sus palabras son saetas que estimulan á la práctica del bien. Por esto dice el Señor en otro lugar que las palabras afectuosas son panal de miel, dulzura del alma y sanidad de los huesos: porque