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A 314 Prelada á su convento, procurando que en él se ame y sirva á Dios con perfección. Otra condición que ha de tener la buena Prelada es ser castisima y mortificada, como lo indica el verso siguiente: Accinzit fortitúdine lumbos suos et roboravit brachium suum. Ciñóse con fortaleza los costados y armó su brazc' para la penitencia. La mortificación y la castidad son dos virtudes inseparables, y es de grandísima importancia que la Prelada brille y resplandezca en ambas, siendo pura como un ángel y mortificada como una santa. Y para esto es menes- ter doniar la carne con el cilicio, armar el brazo con la disciplina, mortificar los sentidos y reprimir los deseos del corazón, y la vana curiosidad. Ay de la Superiora inmortificada que anda averiguando quién entra y quién sale, siempre ociosa, acariciando al gatito, 6 á la perrita, preguntando quién fué á los toros y qué vió, cuándo se casa fulanita ó la otra, dando rienda suelta á sus apetitos y pasiones, comiendo á deshora, hablando siempre y andando á sus anchuras! Esa no sirve para Prelada ni quien tal vió! La que sirve es la que ama la mortificación y la castidad, el retiro y el silencio, la disciplina y el cilicio, con los cuales doma su cuerpo con fortaleza, como dice el texto. La que esto hace es la que gusta y veque anda bien su negocio, y que su luz no se extingue de noche. Gustavit et vidit guia bona est negotiatio ejus: non extinguetur in nocte lucerna ejus. Estas palabras dicen que el negocio de la Prelada es acrecentar la hacienda de Dios, y de sus hijas, procurando que éstas sirvan á El con toda perfección, que tengan paz entre sí, y vivan alegres y consoladas en la casa del Señor. Y cuando hay esa paz, y esa alegria, y con ellos observancia, fervor, mortificación y amor de Dios, entonces entiende la Prelada que su negocio anda viento en popa, y recibe de eso un gusto y un consuelo grandísimo, porque vé que no le faltará luz durante la noche. Noche se llama

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