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Grandeza y dignidad de nuestra vocación; gratitud que debemos á Dios por ella. Non vos me elegistis, sed ego elegí vos. JOAN., XV, 16.) No me habéis elegido vosotros á mi, sino yo á vosotros. JUAN, XV. des AY de 1 estimada Margarita: Queriendo un día Jesu- y sa 5 Ú >) cristo dar á conocer á sus Apóstoles la alteza E 5 ! ql ! | ' de su vocación y el glorioso fin para que los había escogido, sentóse amigablemente entre ellos, y les dijo estas palabras: «No me habéis elegido vos- otros á mí, sino yo os elegí 4 vosotros, y Os he desti- nado para que vayáis por el mundo, deis frutos, y vuestro fruto permanezca.» Estas misteriosas pala- bras de nuestro Divino Salvador no fueron dichas so- lamente para los Apóstoles, sino para nosotros tam- bién. Jesucristo quiere darnos á conocer con ellas la alteza de nuestra vocación, lo gratuito de su' llama- miento y el fin glorioso para que nos ha llamado; y así nos dice como á sus Apóstoles: No me habéis ele- gido vosotros á mí, sino que yo os elegí á vosotros, y Os he puesto en este jardín hermoso del claustro para que crezcáis en virtud, deis fruto de santidad y este fruto sea duradero y permanente. NAAA ANNAN Ñ O

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