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304 da por miras humanas, y la relajación no se hará esperar; porque en esa elección y en la distribución de empleos que le siga, cada una ocupará el lugar que le agrade y no el que Dios quiere; y así anda- rán los pies haciendo de cabeza, y .la cabeza de ma- nos, y todo desconcertado y fuera de tino. Cualquie- ra arregla luego una Comunidad de esta clase! Ya le pueden echar predicadores, y santos, que lo más que harán será cortar las ramas para que luego bro- te el tronco con más fuerzas. No! hasta que las elec- ciones no se hagan como Dios manda, y las religio- sas no tengan la virtud de no desear ningún oficio ni rechazar ninguno que la obediencia les encomien- de, hasta entonces no hay paz posible, ni perfección, ni santidad común; cada religiosa en particular po- drá ser santa y agradable á Dios;.pero la Comuni- dad será detestable; cada flor en particular puede ser fragante y hermosa á los ojos de Dios; pero el ramo que ellas forman no puede ser cosa más desca- bellada ni más desagradable. Para no contribuir á este desagrado de Dios, ja- más des tu voto para prelada á la que directa ó-1n- directamente pretenda serlo ó muestre ganas de ello: y con toda seguridad de conciencia te mando que así lo hagas; porque la que eso pretende, Ó cree que tiene dotes para prelada ó que no las tiene; si lo cree, es un alma soberbia que bien merece se la hu- mille, pues neciamente pretende lo que los santos aborrecían; y si cree que no tiene esos dotes, y con todo desea la prelacía, ertonces claro estáque la pre- tende no para apacentar á las ovejas de Cristo, sino para apacentarse á si misma y buscar su propio bien; y de uno y otro modo, la que manifiesta deseos de ser prelada es indigna de ese cargo. Ay de las que andan procurando puestos, adulando, haciendo re- galillos y atrayendo voluntades, prometiendo á unas y amenazando á otras y enredándolas á todas para salirse con la suya! Esa, aseguro en Dios y en

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