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282 Dios en los atrios de su casa, sino en medio de aquella ciudad gloriosa, querida madre nuestra, que lleva por nombre celestial Jerusalén. In atriis domus Domani, in medio tui, Jerusalem. Aquí tienes, mi querida Margarita, lo que . desea- bas; y no puedes figurarte cuánto trabajo me ha costado reducir á los estrechos límites de una carta la abundante materia de este salmo. Como habrás obser- vado, no lo he puesto én boca de su antor, sino en labios del religioso, que expresa con él los afectos de su alma agradecida. En cada verso no hago más que indicar las profundas reflexiones á que se presta, de- jando á tu cuidado profundizarlas y amplificarlas, según la luz que Dios te dé. Tómalas alguna vez por objeto de tus meditaciones, y sea tu cántico predilec- to para dar á Dios gracias por haberte hecho religio- sa. El sea contigo y te haga tan suya como le pide tu afectísimo P. Fr. A.
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