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275 yirtud. La virtud que no se pruebages de pocos quilates y de poco valor; mientras que Y muy proba- da es de mérito exquisito, mérito que acrecienta el derecho á nuevas gracias y á nuevas recompensas. Siendo, pues, cosa tan parada las cruces y los traba- jos, y sabiendo que todos ellos los envia Dios para nuestro provecho, gran sandez y. gran locura sería inquietarnos por ellos y recibir los mal. No digo que la carne flaca y la naturaleza rebelde no sientan la Cruz y giman bajo su peso; lo que digo es que el espiritu no la rechace ni aborrezca, sino que la abra- ce con entera conformidad. Habiendo esto, noes falta ninguna sentir en la parte inferior ela al padecer, ni pedir al Señor que nos libre de él, con tal que tengamos con- formidad con la voluntad de Dios: pues vemos que Cristo en el huerto pidió ásu Eterno Padre le librara de aquel Cáliz; añadiendo empero que no se cumplie- ra su voluntad sino la del Padre. Tampoco es falta quejarse amorosamente á Dios cuando estamos atri- bulados, pues vemos que Cristo en'la Cruz se quejó al Padre de que lo había desam parado, pero con tan- to amor que inmediatamente le entregó su espiritu, encomendándolo en sus manos. Sea éste tu modo de proceder en las tribulaciones, y él te hará tan se- mejante á Jesucristo, como desea tu afectísimo Pa dre, Fr. A.

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