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265 Fuarecerme para librarme de ellas: penas insufribles enlo interior y en lo exterior, en lossentidos del cuer- po y en las potencias del alma; pero penas cruelísimas causadas, á lo que yo entiendo, por los espiritus ma- lighos que, aunque invisiblemente, me rodean por todas partes, haciéndome experimentar todo el furor «le sus iras. El lago delos leones en que fué Daniel me- tido no treo que sea peor, porque las pasiones se le- vantan contra mí como lobos hambrientos y los enemigos del alma como leones enfurecidos, hación- «lome sentir cosas indecibles que cassi me conducen á las puertas de la desesperación. Porque todo eso malo «que me pasa interiormente, todo lo que allá siento, me dice el enemigo que es cosa mía, ad yolo consiento y lo quiero; que estoy perdida, que Dios me ha entrega- do en sus manos y queno hay remedio para mí. En fin, Padre, imagínese V. R. todos los tormentos, amarguras y tentaciones que pueda; presuma de mí todo el mal y todos los horrores que quiera, que por mucho que presuma corto se quedará. Y lo peor es que de vez en cuando alumbra las tinieblas de mi alma un rayo de luz divina que me obliga á verme delante de Dios tal cual soy; y al descubrir en mi alma con esa luz tanta miseria, al verme tan afeada ante la hermosura infinita y tan manchada ante el Dios de la pureza, nueva amargura devora mi alma, y me convenzo de que soy indigna de Dios, de que estoy perdida, de que El me ha abandonado ó me abando- nará sin remedio. Vamos, nO la tempestad es horri- ble, la barquilla frágil, las olas furiosas, el viento huracanado, el naufragio inminente y no veo salva- ción para mí.» ¡Muy bien dicho, Margarita! No sé si habrás exa- gerado algo; pero yo c nozco almas que, si dijeran eso, no exagerarían, ni dirían con ello la mitad de lo que les pasa. Cuando Dios quiere purificar bien á un alma para unirla á sí de extraordinario y maravilloso modo, la hace sufrir el Purgatorio en vida, según

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