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A e LS 262 tranquilos y serenos; hay también días de tribula- ción y de tempestad, días en que el horizonte se os- curece con nubes de ingratitudes y desengaños amontonados por la envidia y la maledicencia;- días en quesoplan desencadenados los aires del averno, ruge furioso el huracán de las pasiones, brilla el re- lampago de la tentación, y se oye á lo lejos el trueno de la persecución retumbando en el espacio; y en esos tristes días la paloma de Jesús necesita un refu- gio, un agujero donde meterse para que la tormenta no la arrolle y la haga perecer. Pues bien; en buscar ese refugio se conoce qué alma es ó no es paloma de Jesús, porque la condición de esta paloma es buscar- lo siempre bajo el manto de la Inmaculadaó en la llaga del Corazón Divino. Así lo: da 4 entender el mismo Señor, cuando dice en los cantares: Ven, va- loma mía, ven 'á guarecerte en las aberturas de la piedra: y esta piedra dice el Apóstol que es Cristo; y sus llagas son las quiebras y aberturas de esta piedra misteriosa. De modo que cuando una religiosa se ve per- seguida, despreciada, llena de aflicciones, vilipen- diada, enferma, atribulada, muerta de penas, casti- gada siendo inocente, tentada, combatida, hecha el blanco de las contradicciones y burlas de todo el mundo; cuando venga sobre ella esa tempestad des- hecha y busque para refugiarse el manto de la Vir- gen ó el costado de Jesús, sin quejarse, sin murmu- rar, sin zaherir ni reprochar, humilde, paciente y sin hablar con nadie de sus penas, más que con su Padre espiritual; entonces tiene en su favor la última señal de que es paloma de Jesús. Pero, si en esos días de tribulación pierde la paciencia, se llena de ira, mur- mura, se queja, zahiere á quien la ofende, busca con quien desahogarse, y habla con cualquiera de su mal y de la injusticia que se le hace; entonces malum sig- num! mala señal! Esa no es paloma de Jesús, porque no ha buscado para guarecerse durante la tormenta

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