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260 que trae consigo el ser esposa de Cristo, y enamora- da de este divino esposo sólo piensa en él, sólo á él ama, y sólo para él vive; cuando la veo olvidada del mundo, y acordándose continuamente del prisione- ro del Sagrario, cuando sé que pasa horas enteras al pie del tabernáculo, y siente pena al separase de allí, y separada con el cuerpo está á él unida con el corazón y con la mente; ¡ah! entónces digo para mí: ¡Buena señal! ¡esta alma es paloma de Jesús! Pero cuando sé que una religiosa tiene puesto su pensamiento en las vanidades del mundo; cuando sé que en vez de pasar las horas al pie del Sagrario se las pasa en el locutorio, 6 distraida haciendo ju- guetes para regalos; cuando sé que tiene amistades, relaciones, correspondencia, perdimiento de tiempo,y su corazón dividido entre Dios y las criaturas; cuando veo que olvidada de su altísima dignidad no mira á Cristo como á Esposo amante y celoso, sino como á un amo ausente; cuando sé que no fre- cuenta el coro, huye de la oración, y estando en ella con el cuerpo, está en otra parte con la mente y el corazón; ¡ay! entonces digo para mi: ¡Mala señal! ¡Es- ta religiosa no es paloma de Jesús! ¡Qué dolor de monja! ¿Para eso vino al clausto? ¿Para eso se despo- só con Jesucristo? ¡Ingrata! ¿Y no teme que el Señor la repudie por infiel? ¡Cuán de otro modo se portan las almas fieles, las religiosas pefectas, las verdaderas palomas de Jesús! Yo sé de muchas que no sólo han formado su nido en el sagrario, sino que apenas salen de él, ni dur- miendo ni velando, unidas siempre al Dios de la Hucaristía con el pensamiento ó con el corazón. Si la ocupación que tiene entre manos una de estas palomas, la deja libre la atención, vuela con el pensa- miento al sagrario, y allí está hablando con Jesús, mientras trabaja con las manos; y si el trabajo que hace exige su atención y ocupa el entendimiento, entónces le dice á su corazón: Corazón mío, tu aquí

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