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. 231 Superior, y por lo mismo debemos sujetarnos á ellas con la misma sumisión, y practicarlas con el mismo espíritu de abnegación, con que nos sujetamos al pre- lado, si queremos que nuestra obediencia sea perfecta. Y nos importa tanto que lo sea, que sin ella jamás seremos buenos religiosos: á fin, pues, de que evites los defectos y faltas contra esa virtud, te hablará otro día de ellos tu afmo. P. Fr. A. 16.

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