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rs pad cenas ! ! Ñ 4 Ñ | 10 gemían y bogaban los galeotes sujetos á mil desven- turas y al látigo del capitán que les mandaba. Y no creas que en esa galera del mundo reman sola- mente los infelices, porque yo he visto remar en ella gente de valía y hombres de pró. Gran personaje fué San Mateo, y remó en esa galera, atado con la cade- na de la avaricia, hasta que Cristo se la rompió y lo sacó de allí para hacerlo su Apóstol y Evangelista. Hombre de muchas prendas fué San Agustín, y sin embargo, remó en esa galera atado con la cadena de la sensualidad, hasta que Dios compadecido de él, le desató de los lazos de la concupiscencia para hacerlo Padre y Doctor desu Iglesia. Ilustre persona fué también N. S. P. SFrancisco, y también bogó en esa galera atado con la cadena de la ambición y de- seos de honras mundanas, hasta que el Señor fué sér- vido sacarlo de allí para ser no sólo religioso, sino Padre de tres familias religiosas, admiración del mundo. Grandes personajes fueron, por último, San Ignacio de Loyola, San Juan de Dios, Santa Marga- rita de Cortona, Santa Angela de Foligno y otros mil y mil que sería largo enumerar; y todos ellos bo- garon por algún tiempo en ese galeón de alto bordo, arrastrando la cadena de la esclavitud. Y nosotros hubiéramos también remado en él toda la vida, y hubiéramos arrastrado la dura cadena del galeote, si Dios con su diestra omnipotente no la hubiera roto, para librarnos de la esclavitud del mundo, trayén- donos al retiro delicioso del claustro. Por merced tan singular hemos de cantarle siempre el cántico del profeta: Rompiste, Señor, mis cadenas; yo te ofrece- ré sacrificios de alabanzas. Estas consideraciones son tan provechosas para despertar en el alma sentimientos de gratitud y amor de Dios, y valen tanto para apreciarlos beneficios di- vinos, que á religiosos bien penetrados de ellas los he visto pasear por la huerta y andar por los claus- tros, besando las paredes y exclamando: ¡Oh bendi-
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