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217 en soledad, io cual es otra grande alabanza de la vi- da retirada. De aquí podemos colegir que la monja recogida y amante de su celda estará bien con Dios, y lo ha- llará sin buscarlo; mientras que la religiosa disipa- da y poco amiga de sucelda ño lo encontrará ni da- rá con El, por más que lo busque por calles y plazas, como la Esposa de los Cantares. De aquí proviene la sequedad y el desconsuelo de ésta, como el con- suelo y dulzura de la otra; porque los ojos y el cora- zón, las lágrimas y los afectos se secan con los aires del mundo, y se humedecen con los del retiro. En él suele dar nuestro Señor la compunción alle sima de los pecados y el llanto que lava, purifica, riega y fecundiza al alma; por eso San Basilio llama á la soledad manantial y fuente de puras y sabro- sas lágrimas. ¿Pues qué diré de la paz que el alma goza en la so- ledad de la celda? Allí tienen fin todos los pleitos, ren- cillas y quejas de la mísera condición humana, porque un religioso retirado no tiene quejas de nadie más que de sí propio. Ya lo dijo San Pedro Damiano, cuando exclamó: ¡Oh soledad venturosa, y qué fuerza tienes para Sere desasosiegos y turbaciones del alma! En ti se apaga la llama de la ira, y se adormecen las pasiones, y se endulzan los amargos sentimientos y se libra uno de los juicios, siempre injustos, de los hom=- bres! Sobre estos provechostan grandes está el adelan- to espiritual y el aumento de méritos que se alcanzan en el retiro; que por eso lo llamó San Basilio tienda de preciosas mercancías, porque, según dice el santo Doctor, la oración, el silencio, la guardar de los senti- «dos, y la mortificación constante, son mercancías que se caffipran y recogen en la soledad, para cambiarlas despttés por el reino de los cielos. Tiene también la soledad otra grande ventaja, y es hacer venerable y respetable al alma que mora en ella. Nosé lo que tiene el retiro, que el religioso más reti-

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