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| h 1 A O A 202 bre este voto y sus correspondientes obligaciones quie- res fú que te escriba extensamente por dal motivos: el primero, porque los libros que tratan de los otros vo- tos apenas nombran á éste; y el segundo, porque te parece que en losconventos deben pasar cosillas opues- tas á él, más por ignorancia que por ninguna otra causa. Tienes mucha razón, Sor Margarita; el voto de clau- sura es más serio de lo que muchos piensan, é im- pone preceptos muy formales, no sólo á las religiosas, sino también á los seglares; á éstos prohibe la entra- da en clausura sin legítima causa, y á ellas prohibe la salida con mayor rigor. Oigamos cómo habla el sa- grado Concilio de Trento: «<A ninguna monja es licít. salir del convento después de profesa, ni un solo mo- mento ni por ningún pretexto... á pesar de cuantos indultos y privilegios tuviere. Tampoco es lícito á persona alguna, de cualquier linaje, condición, sexo 6 edad que sea, entrar dentro de la clausura del mo- nasterio, so pena de quedar excomulgado en el mis- mo acto.» Donde es mucho de notar quela excomunión se refiere 'tanto á la monja que sale, como á la persona que entra. Y para que no haya duda en este punto, el Santo Pontífice Pío IX, en la famosa Bula Apos- tólice sedis, confirmó 'en los mismo términos la ex- comunión contra la religiosa que sale de la clausura, contra la persona que entra en ella, y contra las mon- jas que introducen ó admiten á la tal persona. Es verdad que no pecaría la religiosa que en un ca- so muy apurado, como en un incendio que abrase el convento, una inundación que las ponga en peligro de ahogarse ú otro caso por el estilo, quebrantara la clausura por salyar su vida; pero fuera de esos casos de +extrema necesidad, peca la monja que sale de la clausura é incurre en excomunión, y eso aunque sal- ga sólo por un momento ó por broma y sin ánimo de apostatar; y aumile bastaría para incurrir en ese doble crimen sacar fuera de la puérta ó del muro de la clau-

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