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169 nata de la pureza, como quinta esencia de la castidad, como privación de todo placer impuro, privación que libremente se impone el alma por motivos sobrena- turales, por aborrecimiento al vicio y amor á la yir- tud. Y la virginidad así entendida consiste en la abs- tinencia completa de todo deleite carnal, en no gus- tar nunca voluntariamentelacopa venenosa de losde- leites de Babilonia. Pues de esta castidad virginal es de la que digo que hace competencia á los espíritus angélicos, que no abaten jamás sus alas al cieno dela tierra. Esa pureza es la que tú has profesado, y con ella te has hecho competidora de los ángeles del Cie- lo. Atiende, ¡oh Margarita! á la alteza de tu digni- dad y á la cumbre de tu gloria, que ya perteneces á las jerarquías angélicas, y has entrado en el gremio de los espíritus celestes. Y no sólo compite la pureza de una virgen con la de un angel, sino que la excede y aventaja, según nos enseñan los Santos Padres; porque el angel no tiené en sí ningún principio de corrapción que le impida ser puro, y los vírgenes sí lo tienen; y á pe- sar de eso es tal la naturaleza de la virginidad, que acrisola y refina de tal arte ese principio de corrup- ción, que loconvierte en incorruptibilidad y en obje- to de triunfo, transfigurando al hombre en angel, al cuerpo en alma y á la carne en espiritu de pureza. Grande maravilla es por cierto que sin mudar la vir- ginidad nuestra naturaleza, ni quitarnos las malas inclinaciones, tenga virtud suficiente para dominar á éstas y revestir aquélla deentereza y candor que aventaje á los espíritus puros. Esta ventaja resalta más si consideramos que los ángeles viven en una región purísima, donde no pue- den llegar los impuros miasmas que la tierra exhala. Porque ¿dónde tienen ellos enemigos que les hagan guerra? ¿Dónde pasiones que les inciten? ¿Dónde de- monios que los tienten? ¿Dónde la carne que los in- cline al pecado? ¿Dónde Tos malos ejemplos que los

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