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153 aquel que, siendo rico, se hizo pobre por nuestro amor, naciendo en un establo y muriendo en una Cruz. Y esto que digo no es cosa mía, sino doctrina recientemente declarada por la Iglesia, la cual prohi- be al religioso, aunque sea de votos simples, el usu- fructo y administración de sus bienes sin el permiso del Superior. Más todavía, necesita ese permiso hasta para aceptar un legado ó una donación que le hagan. Hablando de la pobreza dice San Francisco de Sales, que debemos ser los religiosos pobres en efecto y en afecto: en efecto, no teniendo nada; y en afecto, dejando la afición á las cosillas de nuestro uso yá ciertos dijes que pudiéramos llamar curiosidades 6 vanidades de religiosos. Y el bendito padre San Juan de la Cruz afea, reprueba y condena mucho el asi- miento del religioso á esas preciosidades, aunque sea bajo el pretesto de devoción, porque dice él que son muy contra la pobreza de espíritu. Y añade el Santo con mucha sal: «Yo conocí una persona que más de diez años se aprovechó de una cruz hecha toscamente de un ramo bendito, clavado con un alfiler retórcido alrededor, y nunca la había dejado, trayéndola consi- go hasta que yo se la tomé; y no era persona de poca razón y entendimiento. Y vi otra que rezaba por cuentas que eran de esos huesos de las espinas del pescado; cuya devoción es cierto que no era por eso de menos quilates delante de Dios, pues se ve claro que estas cosas no la tenían en la hechura y valor.» (Hasta aquí San Juan de laCruz). Y basta por hoy. De buena gana comenzaría ahora á contestar á tus preguntas sobre el voto de pobreza, si esta carta no fuera ya tan pesada. Lo dejaremos, pues, para la siguiente, y así dividido el peso, será más fácil de lleyar. Conque hasta la otra; adiós y manda á tu afectísimo P. Fr. A:
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