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XXIV Extensión y deberes de la pobreza Factus est Dóminus refugiun paupe rt. El Señor se ha hecho refu- gio del pobre. SALMO 9, 10, ARiSIMA en Jesucristo: No me extraña que mí 3 anterior te haya obligado á fijar la vista en * pasados y tristes hechos, descubriendo así á tu mente un horizonte nebuloso y confuso, cuya perspec- tiva infunde pavor; y no me extraña, porque yo tam- bién quedé espantado, cuando descubrí entre los escombros y ruinas de algunos conventos la trans- gresión de la pobreza santa, y vi claro que aquellas ruinas y escombros no eran más que el castigo na- tural y la consecuencia necesaria de haberse remo- vido la piedra angular y el fundamento moral del edificio de la perfección evangélica. Y aún hoy me lleno de compasión, cuando veo la decadencia de algunos institutos religiosos, la desolación de algu- nos conventos, la escasez de algunas comunidades; y buscando la causa de esa escasez, desolación y decaden- cia la hallo casi siempre en la prevaricación de la pobreza; en el olvido de aquellas palabras de Jesu- cristo: Buscad primero el reino de Dios y su justicia, que lo demás vendrá por añadidura.

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