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144 sino muro que la*cerca, y Baluarte que la defiende de sus enemigos y adversarios. Baluarte contra el mundo, al cual tiene puesta la puntería para librar al religioso de sus seducciones, de sus falaces encan- tos, de sus aires pestilentes, de la corrupción que en él reina, y de los cuidados, distracciones y embarazos que causar sus mentidos bienes. Baluarte contra la carne á cuya sensualidad se dirigen todos los tiros que en él se disparan, á fin de domar la rebeldía de la concupiscencia; y para ello aparta del religioso los goces lícitos de la vida, dándole de ordinario co- mida pobre, cama dura, mesa parca, vestidos humil- des, utensilios modestos, todo respirando pobreza, todo santificado por la obediencia, todo marcado con el sello de la penitencia, de la abnegación y el sacrificio, virtudesde que se vale la pobreza para tener sujeta á la sensualidad. Baluarte contra el de- monio, pero baluarte cuya principal batería apunta directamente á ese enemigo irreconciliable de la vida religiosa; baluarte que cierra al demonio la puerta para entrar en el corazón del religioso, pues sabido es que, si este enemigo arrastra tantas almas hacia el infierno, es porque tiene de donde cogerlas; pero al religioso verdaderamente pobre, al que de todo afec- to terreno está desnudo, á ése no le puede coger por parte alguna. Este es el muro que resiste los primeros asaltos de los enemigos de la religión, y mientras ese muro se conserve, segura está la fortaleza, porque no tiene entrada el enemigo. Bien sabe esto el demonio, y por eso hace tantos esfuerzos y pone en juego tantos me- dios para abrir brecha en esa muralla que los santos fundadores levantaron alrededor de sus edificios para librárlos de las acometidas del tentador. Y el día que éste logra escalar ese muro, se pierde la religiosidad, se cambia lo dispuesto por los fundadores, se anula lo que ellos sabiamente ordenaron, se introducen nove- dades contrarias á la pobreza, se desprecia la austeri- , PT

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