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XXIII La virtud de la pobreza. Y e thesaurizare vobís thesau- Maru. 6, 19. No queráis atesorar rique- zas para vosotros en la tierra, M Ar. 6, 19. TERA Y AS) EVOTA sierva de Cristo: Lo que me dices en 3 _ o o SON tu grata pone patente ante mis 0Jos una ver- 7“SA dad que ya conocía yo por experiencia, y que cada día me voy confirmando más en ella. Es verdad y mucha verdad que las religiosas conocéis las virtudes de vuestro estado más bien por instinto Ó por sentimiento, que por estudios é intuición; y asi, la idea que de ellas os formáis, tiene por nece- sidad que ser confusa é incompleta unas veces, y otras exagerada. Por eso, accediendo de buena gana á tus deseos paso 4 definirte la virtud de la pobreza, y á explicarte alounas de las excelencias que le atri- buí en mi anterior. La pobreza evangélica es una virtud cristiana que tiene por objeto quitar del corazón humano el amor de los bienes caducos de este mundo, desprendiéndolo de la afición á las riquezas temporales. Es virtud muy amada de Cristo y muy recomendada por El,
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