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131 mente, claro está que dando el todo se da también la parte; y por lo mismo, mientras uno sea religioso y esté así totalmente consagrado á Dios, no tiene obli- gación de cumplir los demás votos que hubiere hecho, según declaración del Papa Alejandro III, Estos votos religiosos no son todos de una misma clase, sino que los hay temporales y perpétuos, sim- ples y solemnes. Temporales son los que se hacen por un tiempo determinado; perpétuos los que se hacen para toda la vida, (por parte del profesante;) simples los que son hechos y aceptados por la Iglesia con alguna restricción 6 condiciones en la materia, modo ó tiempo, y solemnes los queson hechos 'y aceptados de una manera absoluta. De lo dicho se infiere que los votos simples pueden ser temporalesó perpétuos, y quellbs solemnes son de mucho más valor que los simplemente perpétuos, puesto caso que ellos no pa- san de la categoría de simples, por más que no sean temporales; y la gran diferencia que hay entre los votos simples (temporales 6 perpétuos) y los solemnes, es que los primeros son susceptibles de una dispensa ordinaria por parte de la Santa Sede, y los segundos no. Además los votos solemnes solamente se hacen en las Ordenes religiosas propiamente tales; y los sim- ples ora sean temporales, ora perpétuos, se hacen en las demás Congregaciones que no revisten todos los caracteres de Ordenes religiosas. De esas Congregacio- nes, en unas se hacen solamente votos simples y tem- porales, y en otras, pasado cierto número de años, son admitidos sus individuos á la profesión de los votos perpétuos ó solemnizados. Se ha disputado mucho y siempre vanamente, si en igualdad de circunstancias es más conveniente 6 menos hacer votos temporales ó perpétuos, simples ó solemnes. Indudablemente el voto solemne vale más que el simple, y el perpétuo es de mayor mérito que el temporal, porque supone mayor sacrificio y fija siempre y totalmente al alma en el estado de

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