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122 cia no es siempre culpa mortal, sino que puede muy bien ser venial, como de ordinario acontece. Todo pecado contra el voto lo es también contra la virtud, pero no todos los pecados contra la virtud lo son contra el yoto directamente, porque éste se limita á lo grave y aquélla se extiende á lo grave y á lo leve. Sin embargo, es mucha verdad que quien falta fre- cuentemente á la virtud, se pone á peligro de faltar al yoto, porque no en vano dice el Espíritu Santo, que el que no repara en cosas pequeñas, poco á poco caerá. Otra diferencia muy notable entreel voto y la vir tud, es que en ésta podemos crecer siempre y en aquél no. En este caso la virtud puede ser comparada á un tesoro, y el voto á la alcancía donde lo guarda- mos; el tesoro lo podemos acrecentar cada día, pero la alcancía no. Es verdad que ella será tanto más rica cuanta más riqueza contenga, y aumentará su valorá medida que aumenta el tesoro de las virtudes, y pre- cisamente en aumentarlo está la felicidad y la per- fección del religioso. Por lo dicho, comprenderás que el voto es como un medio para alcanzar la virtud, y siendo medio, no falta alguna ignorante que lo tome como fin, y una vez hecho los votos, crea que no hay más que hacer, y descuide las prácticas de las virtu- des, objeto de sus votos, quedándose por lo mismo dentro del claustro con más defectos y menos virtu- des que los seglares en el mundo. ¡Ven acá, religiosa necia y desgraciada, y más desgraciada que necia! dime: ¿Qué haces? ¿cómo discurres? ¿por qué te enga- ñas de un modo tan deplorable? ¿Qué piensas tú que hiciste con la profesión de tus votos? ¿Qué hiciste, sino adquirir tres alcancías para guardar en ellas los teso- ros de la obediencia, de la castidad y de la pobreza? ¿Y para qué te sirven esos trastos vacíos, sino para que se burlen de ti los ángeles, los hombres y los de- monios? ¿Crees, tontona, que por tener simplemente tres alcancias para guardar dinero, eres ya rica? Las

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