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sigan hablando mal y pensando peor de los conventos, en vista de esos defectillos que reprendo: y á esto puedes contestar, que no hablo de nadie en particular, sino en general; ni de- nuncio males ó enfermedades presentes, sino pasadas, ó posi- dada la fragilidad humana, y bles á esos males propino la medicina en la forma que Dios me da á entender; fustigo sin piedad el vicio, corapadecióndome del vicioso, como San Jeró- nimo hacía; y si álguien se queja, dará á conocer con esto que pertenece al número de aquellos que merecen ser reprendidos. Además que no es culpa m si álguien abusa de la medi- cina que aquí ofrezco y la convierte en ponzoña para sí ó 1 1 , para otros. Porque ¿de qué no abusa la malicia humana? ¿No abusa de la gracia misma de Dios? ¿No abusa de la palabra de para defender errores, maldades y herejías? ¿Pues qué tiene de particular que abuse de estas cartas? Si lo hace, suya será la culpa que no mia, pues yo aseguro que en toda esta obra ha movido á mi pluma el celo por la gloria de Dios y por la santificación de las almas moradoras de los claustros. Si alguno pues, tiene la triste condición de convertir la triaca en ponzoña, cúlpese únicamente á su malicia, porque es harto sabido que Del más hermoso clavel, Gala del jardín ameno, La araña saca veneno, La industriosa abeja, miel. Los claustros han sido siempre escuela de santidad, asilos de la inocencia, moradas del heroísme y jardines deliciosos, donde han florecido siempre y florecen hoy virtudes. tan ad- mirables como ignoradas de los mundanos; pero no por ser jardines deja su fértil suelo de producir yerbas; ni sus hermo- sas plantas de necesitar dirección, riego y cultivo; y quien lo contrario crea, merece patente, de excesivamente cándido, bonachón y tonto. ¿Qué flor trasplantada del campo al jardín no necesita los cuidados del jardinero? ¿y qué verjel no pro- duce natural y expontáneamente alguna yerba entre las mil flores que lo adornan? Pues á escardar esa yerba, arrancándo- 1 : la de raíz, y á hermosear esas plantas, quitándoles la hoja seca que afea su verdor, se dirigen estas cartas.

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