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111 una injusticia, si se ven humilladas,si padecen algún mal, se ofrecen víctimas de amor, y exclaman: ¿Ves lo que me pasa, Dios mío? ¿Te consuelan mis lágri- mas? ¿Te agrada que llore? ¿Te gusta que padezca por tu amor? ¡Pues tu gusto es cel mio y no quiero tener otro sobre la tierra! Con tal que me dejes suspirar postrada á tus plantas, me doy por satisfecha, porque tu amor endulzará mis penas y será el bálsamo de mis males. 'Pú conoces mis ansias, tú ves lo que sufro, tú sabes lo que padezco, y esto le basta á mi corazón, ¡Amete yo, Dios de mi alma, que todo lo demás me importa poco!..... ¡Qué hermoso es este pensamiento! La religiosa que vive penetrada de él, ama á Dios y es de El amada; le posee y es de El poseida, y mientras más completa es esta posesión, más alta es su perfección y más grande su dicha. Pero no es esto todo: hay otros medios de perfección necesarios para el religioso, medios de que te hablará cuando llegue su hora, éste tu afmo. Padre en Cristo, Fr. A.
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