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103 menos pronto, sin embargo, tal pueden venir las cosas, que el alma que va por un camino largo llegue á la perfección mucho antes que otra que vaya por un camino corto, comenzando ambas el viaje el mismo día y á la misma hora. La razón de esto es, porque la llegada á un punto determinado no depende sólo de lo largo ó corto del camino, sino también de la lige- reza con que se viaja. Y por esto un alma que tomó el camino más breye para la perfección, entrando en la religión más perfecta y más estrecha que se conoz- ca, si anda muy despacio, tardaría más en llegar al término que otra alma que (entrando en instituto menos perfecto) emprendió el camino más largo y de más rodeos, si anda por él muy de prisa. Y como la prisa en caminar porla senda de la perfección depen- de del fervor con que andemos y de la gracia y lige- reza que Dios nos da para correr por ella, síguese claro que el que máscorra y más ligero vaya, más pronto llegará. Esto es muy consolador para el alma que haye abrazado un instituto de vida activa menos per fecto en sí que otros de vida más contemplativa; pues, si Dios, le ha colocado en él, es porque en él quiere santificarla, dándole gracias muy especiales, eleván- dola á mayor grado de santidad y haciéndola correr por ese camino largo con tal presteza, que llegue «4 la perfección antes que el religioso de vida contem- plativa, que camina despacito, é Ó que no camina, y está sentado sobre el polv o de sus miserias, confiado en que su senda es más corta ó más recta que la de los otros. ¡Ay, qué reprensible es este descuido, y qué necia esa vana confianza! Muchos piensan que basta pertenecer á una Orden llena de santos para ser santos; viviren una religión perfecta para ser per- fectos religiosos; emprender una senda Fecta para llegar al término antes del que ya por otra senda curva. ¡Error, error craso y lastimoso! La santidad es una cosa personal é incomunicable; la perfección 8

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