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H pl : . Ñ AS A 100 persona. Un alma puede ser muy perfecta sin haber tomado estado de perfección, y una persona que haya abrazado el estado más perfecto que exista én la Iglesia de Dios, puede ser imperfectísima hasta el úl- timo grado, porque una cosa es la perfección de la vida y ofira el estado en que se vive. Se dice que una persona vive en estado de perfec- ción, cuando se ha obligado estrechamente á trabajar por adquirir la perfección de la vida cristiana, me- diante la práctica de los consejos evangélicos, en es- pacial de los que constituyen la profesión religiosa; y se dice que no vive en estado de perfección cuamélo no ha contraido esas obligaciones. Y claro está que una persona puede ser muy perfecta y muy santa en el mundo, sin haber contraido las obligaciones de la vida religiosa; y un religioso puede ser malísimo; dejando de cumplir las graves obligaciones que ha contraído con Dios; y á pesar de eso, él se halla en estado de perfección, lo cual agrava más sus culpas; y la otra no vive en ese estado de perfección, aunque por otra parte sea santa y perfecta. El vulgo, sin entender teología, conoce muy bien esta distinción, diciendo que el hábito no hace al monge, sino el cum- plimiento de sus deberes, la observancia de lo que á Dios ha prometido, y el caminar constantemente á la perfección. Mas deben notarse aquí tres cosas importantísimas «en que muchos no reparan: primera, que la perfección individual de cada religioso necesariamente ha de ser de la misma naturaleza específica, que la perfec- ción propia desu instituto; segunda, que la perfección la ha de buscar por los medios y caminos prescritos en.su religión, y no por los prescritos en otra alguna, por santísima que sea; tercera, que debe caminar á la perfección de la manera y forma que su regla orde- na, y no del modo ni al paso que á él le agrade. Y si aspiraá otra perfección distinta de la de su Orden, Ú por otros medios de los que ella prescribe,ó de
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