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97 los votos nos libramos de las tinieblas de muchos pe- cados Actuales, para entrar en la luz de las "virtudes, pudiendo aplicársenos aquellas palabras del Apóstol: «La noche ha pasado y nos ha llegado el día de la luz». >» S. Ber. de P rEcep. et dis. j Pues, si gozamos ya nosotros el día de luz, en- tonces, querida 2 oa sicut in die honeste ambu- lemus, e > dice el Apóstol. Andemos con fervor en la presencia de Dios y vivamos escondidos en el corazón de Jesús. Hemos muerto para el mundo, y niél tie- ne que ver con nosotros ni nosotros con él: vivamos sólo para Dios que es el que nos ha dado esta delicio- sa vida y este nuevo sér del estado religioso. No sea- mos ingratos á tanto beneficio, ni volvamos los ojos al Egipto de donde salimos. No imitemos á los hijos de Israel que tentaron á Dios en el desierto con sus ingratitudes. Miremos, miremos los ejemplos de nuestros mayores. Imitemos á nuestro llágado Pa- dre, el Serafín de Asís: vivamos como este prodigio de amor, crucificados para el mundo y el mundo pa- ra nosotros. No manc aa la vestidura de nuestra profes sión religiosa, ya que manchamos la blanca tú- nica del primer bautismo. No quebrantemos jamás nuestras últimas promesas, que harta desgracia fué quebrantar las primeras. Estrechemos los lazos que con Dios nos unen, renovemos con frecuencia nues- tros votos y pidámosle la muerte mil veces, antes que separarnos de El. Esto es loque desea para ti, y pa- ra sí propio, tu afectísimo Padre en Cristo, Fr. A.

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