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LA VENGANZA Tanto:como gozaba el cristiano padre, oyendo la | voz d y hija, otro tanto rabiaba el impío Mascarita ca- da vez que pasaba por las puertas del convento, desde donde llenaba de insult JS, Injurias y amenazas á las ino- , « «' li 41 Rel rán veu atrevimior F10Sas. 34 0710 ad lid xCugion Y Su atrevimican- centes rel el extremo de meter por el torno un anó to lle rÓ h o nimo que entre compases, escuadras y signos masóni- cós, decía: Holgazanas.. bribonas.'. zorras.'. ya me lo yagaréis.'. Cuando llegó á noticias de Elisa lo que el Í D > 7 5 1 $ anonimo decía ella se FIO Y redobló Sus cantares, a la manera que 1 ) : el pajaro cuando se 1 libre de lOs lazos del cazador. Hace ya más de veinte años que oía yo su armonio- sa voz, y la recuerdo comosi fuera ayer. Y EA ' É 1£, loc: li] he nte 1 EL > mcuenta, día ac u de naber ntrado Elisa en +] A ' ¡RN Ñ / , ' ¿aia ' el convento, estallaba la. gloriosa, la revolu 1 setem- brina, fraguada en los antros de la masonería. Topete la ! Í inició 41 la fragata Zaragoza en la bahía de Cá- diz, la ruarnición: de Sevilla al mando del ES ” y TL e ... e | e Ñ Ñ . 4 Ñ y 4 J 1 GQ arm TENERLE LELQUÉ LO, Y PUSCIOT al ICE Ge Crd JICTTa- m5... Ai 4 A ES Ñ Ñ 'gado. lil resultado de todo Í l destronamiento de Isabel HL, el de 5quicia- miento del len social y una: t tra la Iglesia de Cr S pers cucioón con- Por de pror ¡ 1 ] res formaron suitas 1 ae pronto, todas las poblaciones ¡ormaron justas revolucionarias encargadas de cometer atropellos y bar-