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A 1 A US Y a Ns ) CICR XLVIMI LOS SUEÑOS DE UN PEREGRINO Don Convento y Don Instituto 1 SNTE ABRAS, lector amado, que la noche misma 7 5 en que suct dió lo que tú no ignoras, volví á INPNX reanudar el sueño y me pareció que el pacífi- AE CO Convento tenía una bronca con cierto sujeto, PAN cuya voz me era desconocida. Y como si no.es- tuviera dormido, me personé en el lugar de la disputa que sostenían entre sí en el silencio de la noche, con un frío que se helaban, las palabras, nuestro amigo Conven- to con un tal D. Inst:tuto de Primera Enseñanza, que pasaba, al decir de algunos, por una de las persons más sabias de la ciudad. Pero, ¿qué quieres tú? en la tierra de los cies >< gl Sis. y Pues dicho señor, que se tenía par sabio, le había ya dirigido 4 Don Convento varias imprecaciones con ex- cosivo atreyimiento; y al decir atrevimiento, he queri-