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L LOS SUEÑOS DE UN PEREGRINO 353 historiador, que Martín Lutcro no per tió tanta gente en Europa, como convirtió en América Fr. Martín de Valencia. — Y Magallanes? y Elcano? y Alvarado? y Balboa? y los Pinzones? y Legazpi? y Oreliano? : E — Vuelta á la misma! Y qué tienes tú que ver con esa gente? El mismo tiempo ha vivido nuestra invicta marina en cuarteles que en conventos. ¿A qué, pues, apropiarte glorias que no te pertenecen de ningún mo- do? Yo sí que tomé parte en esas gloriosas empresas. Pues qué! ¿No sabías que á Magallanes lo acompañó el P. Pedro de Valderrama, que fué el que celebró en Bu- tuam aquella solemne y primera Misa que tanto atrajo á los filipinos? Y la escuadra 6 flota que se preparó pa- ra dar la segunda vuelta al mundo, no sabes tú quien la mandaba? -—Loaisa. — Ese mismo; Fr. Juan García de Loaisa; y con él iba de piloto Fr. Andrés Urdaneta; y si Loaisa y Elca- no no terminaron esta segunda vuelta, fué por haber muerto los dos gloriosamente en el camino. ¿Y de ¡Ore- llano te atreves á hablar, cuando en el trágico descubri- miento de el Amazonas iba con él Fr. Gaspar de Carva- jal, domínico, 4 quien costó el viaje nada menos que un ojo? Pues, y los compañeros de Legazpi ¿quiénes fue- ron? Fr. Andrés Urdaneta, Fr. Martín de Rada, Fray Diego de Toledo, y no me acuerdo cuantos frailes más, todos agustinos. En fin, los frailes fueron los primeros que lleyaron el nombre de España al Celeste Imperio; los frailes y no tus caudillos fueron los primeros emba- jadores en la China y el Japón; y por último, mis hijos

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