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LA BULA?... AHI HAY GATO ENCERRAO —Vamos á ver, Tarabita; ¿y lo que tú dices de la Bula es verdad? ¿De dónde sacas tú esas cosas? — ¡Pues recanasto! De un libro mío que trata de eso y está aprobado por la autoridad eclesiástica. Allí dice todo lo que he dicho y más de lo que he dicho. —¿A ver qué dice ese libro? —Pues dice que la ley de la abstinencia (Ó sea de no comer carne en día de ayuno), obliga á todos los fie- les cristianos desde que tienen uso de razón, sea cual fuere su edad, estado, oficio, sexo y condición; y esto de tal manera, que aunque uno por razón de su edad, oficio, etc., etc., esté dispensado del ayuno, no está dis- pensado de la abstinencia; y así puede lícitamente dejar de ayunar, pero no puede lícitamente comer carne, á menos que esté enfermo óÓ tenga otra causa razonable que á juício del confesor y del médico le excuse de ello. —Chico, ¡qué riguroso está eso! ¿Y esa ley de abs- tinencia, obliga muchos días al año? —Obliga todos los días de Cuaresma, desde el miér- coles de Ceniza hasta el Sábado Santo, ambos inclusi- ve; en todos los días de ayuno de las témporas, que son los miércoles, viernes y sábado después del domingo de Pentecostés, después de la exaltación de la Santa Cruz y de Santa Lucía, virgen y mártir; las vísperas de Pen- tecostés, Navidad, Asunción de Nuestra Señora, Todos los Santos, San Pedro y Santiago Apostól, Patrón de España; los viernes y sábados que ocurren después del primer domingo de Adviento hasta Navidad y todos los viernes del año, aunque no sean días de ayuno Estos son los días que obliga al que no tiene Bula de Carne.

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