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332 LA BULA?... AHI HAY GATO ENCERRAO iban á pelear contra los moros, y á los que daban algu- na limosna para los gastos de aquellas guerras; y co- mo aquellas guerras se llamaban de los Cruzados, al di- ploma Pontificio que recibían los que se alistaban en las filas, se le llamó Bula de la Cruzada: este es su origen. El tío Canillita, admirado de lo que oía, metió su cuarta á espadas diciendo: Pero hombre, sí ya no hay moros! ¿No te acuerdas que en la guerra de Africa no dejamos uno vivo? ¿Pues entonces ¿pa que zirve ahora la Bula? ¿En qué ze emplean los cuartos ¡Recanario? aguarda un poco, y te lo diré. Se em- plean en el culto divino y en sostener asilos, hospita- les y establecimientos de caridad para socorrer á los pobres, que no tienen ni donde caerse muertos. Y mientras decía esto, calóse el buen hombre los anteojos y volvió á leer. —«Nos, pues, habla el Papa con la Reina, ¿estamos? —Nos, pues, considerando que los productos que han de recaudarse de la misma concesión se han de inver- tir en los gastos del culto divino y en socorrer á las iglesias de España, que á causa de las calamidades de pasados tiempos se ven afligidas con tantos y tan gran- des perjuicios, hemos determinado acceder benignamen- te á los ruegos de Vuestra Majestad, en cuánto pode- mos en el Señor... ¿lo oyes? —Y dime, Tarabita, ¿esa Bula contiene muchas gra- cias y privilegios? — Sí hombre, muchísimos! Lee una cualquiera y te quedarás pasmado de lo que se gana. —¿Y cuesta mucho eso?
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