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AL SERMON?..ESA ES COSA DE MUJERES 309 —De modo que yo soy un papagayo: para tí no soy yo más que un loro, ¿no es esto? Su mujer le dió la callada por respuesta, y él insis- tió: —¿Conque soy un lorito, verdad? —Eres un loro, un loro, y un loro que charlas más qua... —Y tú eres una grandísima cotorra ¿Charlaora! Al decir esto, se levantó el tío Pepe de la: silla, y cogió el sombrero, no sé si para ponérselo, Ó para tirár- selo, á la señá Malena. Lo que sí sé que el amigo Porra selevantó también y lo sujetó diciéndole: — Compare, eche usted un fósforo, que ya está aquí la linterna. —Si no hubiera sido por ésto, no sé en qué hubie- ran quedado marido y mujer aquella noche; pero como eran buenos cristianos, quedaron en santa paz. Al salir Jos compadres de casa, les dijo la señá María: - Pepe, miras que note tardes mucho, que ya es tarde. —¡Bueno! Ya vendré pronto, que tengo. ganas de dormir. Mientras iban por la calle le decía el tío Porra al tío Pepe: ¿Sabe usted, vompare que la comadre Malena tenía razón. —Si ella siempre la tiene; sólo que como charla tanto, me hace enfadar. Cuando coge una canción, pa- rece la péndola de un reloj: tic-tac, tic-qui-tac, y no acaba nunca. —Pero tenía razón, ¿verdad? Que bien supo aplicar rú lo de la linterna! Sin ella, aunque sepamos el camino,
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