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302 ¿QUE ES ESO DEL PURGATORIO? ángeles; y los tormentos que allí se padecen hacen las veces de navajas, tijeras, peines, etc., etc. — Entonces para qué sirven las oraciones que reza» mos por ellos? —¡Cristiano! ¡qué preguntón te has vuelto! — Dígalo V. y nole pregunto más. —Pues nuestras oraciones hacen con las almas las veces de jabón y los perfumes. Y si quieres saber para qué sirven, ponte á afeitar 4 uno sin jabón y verás co- mo sufre las de Caín; enjabónalo luego bien y verás con qué suavidad corre la navaja. Pues aplica el cuento. Las almas del Purgatorio que no tienen quien ruegue por ellas, padecen comparativamente, como el que es afei- tado á secas; y las almas que tienen aquí muchos sufra- gios, Cómo el que es afeitado con la barba bien remeja- da. ¿Comprendes? —Comprendo que sabe V. más que una librería. ¡Pues no sé, si tiene gramática parda el tío Alejandro! — Vamos; dáte prisa y acaba pronto. Diga V., tío Alejandro: ¿y las almas pagan tam- bién sus cuartos al que las afeita? Ya tz he dicho que eres más preguntón que una monja. — Ande V., dígalo V. mientras que acabo. — ¡Que sí, hombre, que síl ¿No te caíste la otra no- che y estuvistes á punto de matarte? ¿No te cortastes la otra tarde afilando la navaja y te llegó la herida hasta la misma vena arteria? —Sí, señor. —Y quién sabe si el no haber tenido una desgracia en esas ocasiones y en otras muchas, lo debes á las al -
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