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3 ¡QUE ES ESO DEL PURGATORIO? 299 cunstantes espzraban en silencio la contestación del tío Alejandro. Este, después d2 un momento de espera, respondió: —Hombre, eso no es dificil de entender, y es mny conforme á razón; porque la fe enseña que las almas buenas no pueden ir al infíerno:; y que las almas man- chadas con culpas leves no pueden entrar en el Cielo: luego si algunas almas buenas salen de este mundo con algunas manchas de pecados ya absueltos, y no pueden ir así ni al Cielo ni al infierno, será preciso que vayan á otro lugar para purificarse de aquellas manchas: y á ese lugar de purificación se le llama Purgatorio. Más claro: cuando cae una mancha en una pieza de ropa buena, ¿qué es lo que se hace? ¿Se la quema? INÓ! ¿S > la pone A uno manchada? ¡Pampoco! ¿Entónces qué? Pues se lava hasta que se quite la mancha para utilizarla luego. Pues eso mismo hace Dios con las almas buenas que salen de aquí manchadas; las lava en el Purgatorio hasta que es- tén bastante limpias para ponerlas en la Gloria. —¡Cristiano! díjole el oficial en tono festivo; - pe- ro si de aquí salen las almas malas para el infierno y las buenas para el Cielo, ¿á qué viene esa detención en el Purgatorio? Eso es lo que yo no entiendo. — ¡Can asto! ¡parece mentira que un barbero no en- tienda eso! Pues figúrate tú que el rey de España te llama hoy para darte un premio, con tal que vayas á Madrid andando y llevando sobre tus hombros una cruz no muy pesada. Tú te echas la cruz á cuestas, y cami nando, caminando, llegas á la Córte al cabo de un mes, más sucio que un trapzro, con más pelo que un gitano y más barbas que un capuchino. Díme: si esto te pasa-
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